¿Últimamente sientes que tienes la cara cansada o apagada? ¿ojeras que no consigues que desaparezcan? Pues bien, hoy te contamos cómo gracias a los masajes faciales puedes aliviar, relajar y tonificar tu rostro. Tan solo necesitas 10 minutos al día y lo puedes hacer desde tu propia casa. ¡Es hora de mimarte y dedicarte un poco de tiempo!
¿Qué son los masajes faciales?
El masaje facial es una técnica comúnmente asociada con la terapia natural que contribuye a mejorar la tonificación muscular del rostro. Se trata de movimientos concretos que haces con tus manos en diferentes áreas del rostro y del cuello. Es el método natural perfecto que puedes utilizar para complementar y potenciar tu rutina de cuidado facial.
La piel de la cara es hipersensible y está expuesta permanentemente a factores externos que la desgastan. El masaje facial estimula los vasos sanguíneos y consigue una mejor nutrición de las células y ayuda a prevenir, disminuir y retrasar posibles síntomas.
¿Cuáles son sus beneficios?
Si consigues introducirlo en tu lista de hábitos diarios logrará ayudarte entre otros a tonificar tu rostro, reactivar la circulación sanguínea, reactivar la producción de colágeno dándole elasticidad y luminosidad a tu piel, suavizar las líneas de expresión, disminuir los signos de estrés, descongestionar las bolsas de los ojos, prevenir arrugas…
Además de los consabidos beneficios estéticos, los masajes faciales te ayudarán a entrar en calma y estar más tranquila. El automasaje será un gran aliado para disminuir el estrés diario y relajar tensiones.
¿Cómo se hace un masaje facial?
Es ideal realizarlos por la mañana, para reactivar la circulación y evitar el rostro hinchado, pero si quieres repetir la rutina antes de irte a dormir, dormirás más relajado y descansaras de forma más placentera.
La duración del masaje ronda entre unos 10 minutos y solo necesitas tus manos y un Aceite Vegetal para no generar fricción y al mismo tiempo aportar todos los nutrientes del aceite a tu piel.
Usa la la yema de los dedos o la falange media, lo que te sea más cómodo. Divide tu rostro en diferentes áreas, así no te olvidarás de ninguna zona. Recomendamos empezar por el entrecejo y la frente, seguir por la zona de los ojos y la nariz, luego la boca y terminar con los pómulos y el óvulo facial. La piel de tu rostro es muy sensible y no es necesario ejercer fuerza para conseguir resultados. Los masajes han de ser suaves, donde la presión de los dedos sea mínima. Lentamente, dibuja círculos ascendentes por cada área, hasta que notes que el aceite vegetal que estás utilizando se absorbe completamente. Recuerda que sólo harán falta dos gotas, lo justo para evitar el roce y posterior enrojecimiento de la piel.
Los automasajes faciales son un ejemplo claro de que cuidarnos puede ser algo fácil, sin un coste añadido y eficaz. ¡Una forma diferente de conectar con nosotras mismas! Nos merecemos un rato al día para mimarnos y, cuando lo hacemos, nuestra piel nos lo agradece.
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